18
1 EN aquel tiempo vinieron los discípulos a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino del cielo?
2 Y llamando Jesús a un niño, le puso en medio de ellos,
3 Y dijo: De cierto os digo, que si no os convirtiereis, y os hiciereis como niños, no entraréis en el reino del cielo.
4 Así que, cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino del cielo.
5 Y cualquiera que recibiere a un tal niño en mi nombre, a mí recibe.
6 Y cualquiera que escandalizare a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le fuera colgada del cuello una piedra de molino de asno, y fuese anegado en el profundo del mar.
7 ¡Ay del mundo por los escándalos! porque menester es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel hombre por el cual viene el escándalo!
8 Por tanto, si tu mano o tu pie te escandaliza, córtalos y échalos de ti; mejor te es entrar cojo o manco en la vida, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno.
9 Y si tu ojo te escandaliza, sácalo y échalo de ti: que mejor te es entrar con un ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego.
10 Mirad no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en el cielo ven siempre el rostro de mi Padre que está en el cielo.
11 Porque el Hijo del hombre es venido para salvar lo que se había perdido.
12 ¿Qué os parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se descarriase una de ellas, ¿no iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, a buscar la que se había descarriado?
13 Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquélla, que de las noventa y nueve que no se descarriaron.
14 De la misma manera no es la voluntad de vuestro Padre que está en el cielo, que perezca uno de estos pequeños.
15 Por tanto, si tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y él solo: si te oyere, ganado has a tu hermano.
16 Mas si no te oyere, toma aún contigo uno o dos, para que en boca de dos o de tres testigos conste toda palabra.
17 Y si no oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia tenle por un pagano y un publicano.
18 De cierto os digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.
19 Otra vez os digo, que si dos de vosotros convinieren sobre la tierra, tocante a cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en el cielo.
20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
21 Entonces Pedro, llegándose a él, dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que pecare contra mí? ¿hasta siete veces?
22 Jesús le dice: no te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete.
23 Por lo cual, el reino del cielo es semejante a un hombre rey, que quiso hacer cuentas a sus siervos.
24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue traído uno que le debía diez mil talentos.
25 Mas no teniendo él de que pagar, mandó el señor que fuese vendido él, y su esposa y sus hijos, y todo lo que tenía, y que fuese pagado.
26 Entonces aquel siervo postrado, le adoraba diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te pagaré todo.
27 El señor de aquel siervo, movido a compasión, le soltó y le perdonó la deuda.
28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que debes.
29 Entonces su consiervo, cayó a sus pies y le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.
30 Mas él no quiso, sino fue, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda.
31 Y viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron en gran manera, y viniendo, declararon a su señor todo lo que había pasado.
32 Entonces llamándole su señor, le dice: Oh siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste:
33 ¿No te convenía también a ti tener compasión de tu consiervo, como también tuve compasión de ti?
34 Entonces su señor, enojado, le entregó a sus verdugos, hasta que pagase todo lo que debía.
35 Así también hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros corazones cada uno a su hermano sus ofensas.