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PALABRAS de Agur, hijo de Jaqué, la profecía que el hombre habló a Itiel, aún a Itiel y a Ucal.
Ciertamente más bruto soy yo que cualquier hombre, y no tengo entendi­miento de hombre.
Ni aprendí sabiduría, ni tengo conocimiento del santo.
¿Quién ha subido al cielo, y ha des­cendido? ¿quién encerró los vien­tos en sus puños? ¿quién ató las aguas en un paño? ¿quién esta­bleció todos los términos de la tierra? ¿cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?
Toda palabra de Dios es pura; él es escudo a los que en él con­fían.
No añadas a sus palabras, para ­que no te reprenda, y seas halla­do mentiroso.
Dos cosas te he demandado; no me las niegues antes que yo muera.
Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí. No me des pobreza ni riquezas; manténme del pan que he menester;
No sea que me harte, y te nie­gue, y diga, ¿Quién es el SEÑOR? Y porque siendo pobre, hurte, y blasfeme el nom­bre de mi Dios.
10 No acuses al siervo ante su señor, no sea que te maldiga, y seas hallado culpable.
11  Hay generación que maldice a su padre, y a su madre no bendi­ce.
12  Hay generación que es pura en sus propios ojos, y aún no ha sido lavada de su inmundicia.
13  Hay generación cuyos ojos son altivos, y cuyos párpados son alzados.
14  Hay generación cuyos dientes son como espadas, y sus muelas como cuchi­llos, para devorar a los pobres de la tierra, y de entre los hombres a los menesterosos.
15 La sanguijuela tiene dos hijas clamando, da, da. Tres cosas hay que nunca se hartan; aun la cuarta nunca dice: Basta:
16 El sepulcro, y la matriz estéril, la tierra que no se harta de aguas, y el fuego que nunca dice: Basta.
17 El ojo que escarnece a su padre, y menosprecia obedecer a su madre, los cuervos lo saquen de la arroyada, y tráguen­lo los hijos del águila.
18 Tres cosas me son demasiado maravillosas; aun tampoco sé la cuarta:
19 El camino del águila en el aire; el camino de la serpiente sobre la roca; el camino de la nave en medio del mar; y el camino del hombre con la doncella.
20 Tal es el camino de la mujer adúltera: come, y limpia su boca, y dice: No he hecho maldad.
21 Por tres cosas se alborota la tierra, y la cuarta no puede sufrir:
22 Por el siervo cuando reina; y por el necio cuando se harta de pan;
23 Por una mujer odiosa cuando se casa; y por la sierva cuando hereda a su señora.
24 Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, mas las mis­mas son más sabias que los sabios:
25 Las hormigas no son pueblo fuer­te, todavía en el verano preparan su comida;
26 Los conejos son pueblo débil, todavía ponen su casa en las rocas;
27 Las langostas no tienen rey, todavía salen todas acuadrilladas;
28 La araña, ase con las manos, y está en palacios de reyes.
29 Tres cosas hay de hermoso andar, y la cuarta pasea muy bien:
30 El león que es el más fuerte entre todas las bestias, que no torna atrás por nadie;
31 El lebrel ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío; y un rey contra el cual ninguno se levanta.
32 Si neciamente has procurado enaltecerte, o si has pensado hacer el mal, pon tu mano sobre tu boca.
33 Ciertamente el que exprime la leche, sacará manteca; y el que recio se suena la nariz, sacará sangre: y el que provoca la ira, causará contienda.