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1 El argumento es sumamente ridículo, pues el razonamiento no parece gobernar sobre sus propios afectos, sino sobre los del cuerpo, 2 de tal manera que cualquiera de vosotros puede no ser capaz de desarraigar el deseo, pero el razonamiento os permitirá evitar ser esclavos de él. 3 Uno puede no ser capaz de desarraigar la ira del alma, pero es posible soportar la ira. 4 Puede que uno no sea capaz de erradicar la malicia, pero el razonamiento tiene fuerza para trabajar con vosotros y evitar que cedáis a la malicia. 5 Porque el razonamiento no es un erradicador, sino un antagonista de las emociones.
6 Esto puede comprenderse más claramente por la sed del rey David. 7 Pues después de que David estuvo atacando a los filisteos durante todo el día, él y los soldados de su nación mataron a muchos de ellos; 8 luego, cuando llegó la noche, sudando y muy cansado, llegó a la tienda real, alrededor de la cual estaba acampado todo el ejército de nuestros antepasados. 9 Ahora bien, todos los demás estaban cenando; 10 pero el rey, teniendo mucha sed, aunque tenía numerosos manantiales, no pudo por sus medios saciar su sed; 11 sino que un cierto anhelo irracional por el agua en el campamento del enemigo se hizo más fuerte y más feroz sobre él, lo deshizo y lo consumió. 12 Por lo tanto, sus guardaespaldas se inquietaron ante este anhelo del rey, y dos jóvenes y valientes soldados, respetando el deseo del rey, se armaron completamente y, tomando un cántaro, saltaron las murallas de los enemigos. 13 Sin ser percibidos por los guardianes de la puerta, recorrieron todo el campamento de los enemigos en su búsqueda. 14 Habiendo descubierto audazmente la fuente, llenaron de ella la bebida para el rey. 15 Pero éste, aunque muerto de sed, razonó que una bebida considerada de igual valor que la sangre sería terriblemente peligrosa para su alma. 16 Por eso, oponiendo el razonamiento a su deseo, derramó la bebida para Dios. 17 Porque la mente templada tiene poder para vencer la presión de las emociones, para apagar los fuegos de la excitación, 18 y para luchar contra los dolores del cuerpo, por excesivos que sean, y por la excelencia del razonamiento, para rechazar todos los asaltos de las emociones. 19 Pero la ocasión nos invita ahora a dar un ejemplo de razonamiento templado a partir de la historia. 20 Porque en un tiempo en que nuestros padres gozaban de una paz imperturbable por la obediencia a la ley y eran prósperos, de modo que Seleuco Nicanor, el rey de Asia, les asignaba dinero para el servicio divino y aceptaba su forma de gobierno, 21 entonces ciertas personas, introduciendo cosas nuevas contrarias a la armonía pública, cayeron de diversas maneras en calamidades.
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