| Capítulo 64 |
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ESCUCHA, oh Dios, mi voz en mi oración: Guarda mi vida del miedo del enemigo. |
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Escóndeme del secreto consejo de los malignos; De la conspiración de los que obran iniquidad: |
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Que amolaron su lengua como cuchillo, Y armaron por su saeta palabra amarga; |
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Para asaetear á escondidas al íntegro: De improviso lo asaetean, y no temen. |
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Obstinados en su inicuo designio, Tratan de esconder los lazos, Y dicen: ¿Quién los ha de ver? |
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Inquieren iniquidades, hacen una investigación exacta; Y el íntimo pensamiento de cada uno de ellos, así como el corazón, es profundo. |
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Mas Dios los herirá con saeta; De repente serán sus plagas. |
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Y harán caer sobre sí sus mismas lenguas: Se espantarán todos los que los vieren. |
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Y temerán todos los hombres, Y anunciarán la obra de Dios, Y entenderán su hecho. |
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Alegraráse el justo en Jehová, y confiaráse en él; Y se gloriarán todos los rectos de corazón. |